
Si el ladrón entra a una mansión, y luego entra al dormitorio de una pensión, ¿desaprovechará la oportunidad por el tamaño del lugar? Es que la corrupción no se desaloja con más o menos Estado. Es cierto que han habido funcionarios o fundaciones que han sacado provecho mezquino de sus recursos, en vez de ocuparse para lo que fueron mandatados por la ciudadanía, o por el cual fueron creadas, como también hay quienes no. Pero más allá de la gran necesidad de erradicar y prevenir la corrupción, lo que se necesita implantar e inspirar es una cultura de menos pillaje y más servicio, y esa responsabilidad también la tienen quienes hoy ocupan la palestra por sus candidaturas.
Se requiere el fortalecimiento de las instituciones refinando la selección y competencias, liderazgos permeables a sus equipos, mayor transparencia y disposición a la auditoria, e incluso más que esto, pero ya de por sí ayuda a salir de la lógica hacendal que nunca nos ha contribuido al progreso y desarrollo, es fantasma de quienes quieren poner mano dura, pero no sabemos si están dispuestos a ser vigilados de la misma forma.
El que vocifera “¡parásitos!” sólo pone sobre sí mismo la espada de Damocles. El gobierno que sea que venga tiene una tarea que rebasa las ideologías de turno de los actuales debates, más bien tiene que ver con algo idiosincrático que atraviesa a nuestra nación y es superarnos hacia la promoción de la probidad y el servicio, asunto que pesa aún más sobre los representantes.
Por este gran detalle es que no se necesita la falacia de la “motosierra”, porque con ellas también se puede podar mal: lo sabe el que vive en las poblaciones y que no tiene jardines privados. Está estudiado que la corrupción no depende del tamaño del Estado, sino de la calidad y de los recursos preventivos, principios básicos de la sanidad democrática. Si acaso carece de lecturas al respecto al ideólogo, le señalo un puñado de fuentes a continuación sobre el tema de corrupción versus tamaño del Estado: Guerrero, W. & Castañeda, D. (2022); Pastrana Valls, A. (2019); Rehren, A. (2000); Horvitz, M. I. (2024); Estévez, A. M. (2005). Lo que requiere la ciudadanía son el escrutinio y transparencia de los mandatados, el cuidado por la integridad de las instituciones y la igualdad ante la ley.
Para el electorado confesional a favor de consignas destempladas, hablaré en su clave: el problema es la concupiscencia de la carne y la impunidad. Pero en clave factual de una realidad que no se puede cambiar con vociferaciones, se puede decir: En términos biológicos, tanto un organismo pequeño como uno grande pueden ser igualmente vulnerables al parasitismo. Lo que determina la infestación no es el tamaño del «huésped», sino la fortaleza de sus defensas, la calidad de sus mecanismos de control y su capacidad de respuesta inmunitaria. Vale tanto para la biología como para la política.
Ojalá que si llegan a gobernar, se desparasiten ellos mismos también, pero sus referentes internacionales dejan muchas dudas al respecto.
Félix Torres Hevia es ensayista y cineasta documental, con investigaciones sobre memoria histórica, violencia estructural y derechos humanos en Chile. Complementa su trabajo con estudios en antropología filosófica y ética cristiana, integrando reflexión crítica y justicia social.
